Comentario-Resumen del ensayo ¿Qué idioma para Europa? (1991), escrito por Mark Fettes

Student en Sciences Po Lyon en el grado 3. Miembro fundador de Europa Lingua. A favor de una Europa federal. Decepcionado por el funcionamiento actual de la Unión Europea, está convencido de que un lenguaje común puede reactivar el proyecto europeo.
Comentario-Resumen del ensayo ¿Qué idioma para Europa? (1991), escrito por Mark Fettes Publicado el 11 de junio, 2018Deja un comentario
Student en Sciences Po Lyon en el grado 3. Miembro fundador de Europa Lingua. A favor de una Europa federal. Decepcionado por el funcionamiento actual de la Unión Europea, está convencido de que un lenguaje común puede reactivar el proyecto europeo.

La idea de establecer un idioma europeo común es muy antigua, y no somos los primeros en estudiar el tema en Europa Lingua. Mark Fettes trabajó notablemente en el tema. Nacido en 1961, Mark Fettes es un erudito canadiense, habla esperanto desde la adolescencia, y Presidente de la Asociación Mundial de Esperanto desde 2013. En particular, estudió la idea de implementar una lengua europea en su ensayo ¿Qué idioma para Europa? ¿seguirá Europa sufriendo la maldición de Babel? Escrito en 1991. En su texto, Fettes se pregunta sobre el enfrentamiento entre el inglés y el esperanto para ser el mejor candidato para el establecimiento de una lengua común en Europa. Para ello, se interesó por primera vez en la realidad lingüística de Europa como lo fue en su época (en 1991). El segundo paso es estudiar los pros y los contras de la introducción del inglés como lengua común, y luego hacer lo mismo para el esperanto. Finalmente, fuerte de estos análisis, dibuja una valoración general del choque entre lo que él llama por un lado el "David Esperanto" y por el otro el "Goliat inglés".

 

En primer lugar, Mark Fettes estudia la realidad lingüística de Europa como lo ha sido durante muchos años. Explica que muchas relaciones e intercambios en la historia se han visto obstaculizadas por el simple hecho de que los europeos no hablan los mismos idiomas. El desarrollo de la globalización y de los intercambios de todo tipo en los últimos años ha ayudado a superar este problema, pero sólo para una "élite pequeña relativamente multilingüe", como él explica. De hecho, aparte de ello, la inmensa mayoría de los europeos no pueden entenderse entre sí (alrededor del 6% de la población sólo entiende inglés en 1989, según Sandie). Para el autor, esta Tara que representa la falta de comunicación viene directamente desacreditar y abortar la idea misma de una Europa unida. También se pregunta sobre la noción misma de "Europa". ¿Deberíamos hablar de la Comunidad Europea, del continente, de una región de Europa? Fettes explica que es imperativo definir con precisión el significado dado a Europa, porque, dependiendo del contexto político, económico y social, la política lingüística que se debe llevar a cabo puede ser sustancialmente diferente.

Sin embargo, el multilingüismo sigue siendo fundamental para las instituciones europeas, que la consideran como la única política aceptable en este ámbito. Según Fettes, esto se debe en parte al hecho de que la diversidad de las lenguas europeas ha sido "la fuente de innumerables riquezas", y ha contribuido al desarrollo mismo de la cultura europea. Esto es, además, firmemente defendido y reivindicado por los europeos en general, que no desearían que desaparecieran sus lenguas nativas y nacionales. Por ello, al defender la introducción de una lengua común en el continente, el autor quiere que sea una "segunda lengua", es decir, no sustituye a las lenguas nacionales. Esto caería a él para el "ficción (contra) utópico". Entonces, ¿cómo establecemos esta segunda lengua en países con culturas e idiomas muy diferentes? Para Mark Fettes, sería necesario tener un lenguaje sencillo y especialmente accesible para todos los europeos.

 

Con estos hallazgos, Mark Fettes analiza tanto el inglés como el esperanto para ver si son capaces de cumplir con estos requisitos. En primer lugar, el inglés tiene la ventaja de ser un "idioma étnico", y por lo tanto de ser hablado diariamente por millones de usuarios. El peso del inglés en las relaciones internacionales y económicas también es ya muy importante. Se utiliza de hecho en la mayoría de los intercambios culturales, comerciales o políticos, pero también en la vida de cada día de los europeos, especialmente a través de la comida rápida o de la serie. En este sentido, aparece como el candidato más firmemente anclado y más capaz de convertirse en esta segunda lengua de Europa, o incluso del mundo. Aunque muchas oposiciones a este fenómeno han emergido en la historia e incluso hoy, no impide el hecho de que el inglés adquiere a lo largo de los años un papel cada vez más predominante.

Pero el inglés también conoce muchos defectos. En primer lugar, el hecho de que se utilice en otro país que no habla inglés como la India, por ejemplo, crea inevitablemente disparidades lingüísticas entre el inglés original y el inglés reutilizado, mezclado con una cultura y un idioma locales. Además, como explica el autor, el uso y la fluidez del inglés varían mucho en función de las personas y los países. Se utiliza particularmente en los países norteños, pero mucho menos tan en Europa Oriental por ejemplo. Por lo tanto, el inglés es un idioma importante, pero no es hegemónico e incluso puede ser menos importante que otros en algunos países europeos. Además, Fettes explica que incluso en países donde el inglés es ampliamente aceptado y muy utilizado, no es de ninguna manera óptimo. De hecho, en los países bajos, por ejemplo, el inglés se utiliza principalmente pasivamente, no activo; Los holandeses consumen inglés pero no lo producen, y las versiones Holandesas de los productos son mucho más utilizadas por los habitantes que las versiones inglesas. A partir de entonces, Mark Fettes explica, a través de la tesis de Dasgupta, que el uso de una segunda lengua como el inglés en los países bajos conduce a una pérdida significativa de la creatividad. Por todas estas razones, dijo, "los obstáculos políticos, culturales y psicológicos limitan las posibilidades de que el inglés se convierta en el lenguaje de la comunicación inter-Europea".

 

Después de analizar el papel que el inglés juega y puede jugar en Europa, Mark Fettes viene a estudiar Esperanto. Mientras que el inglés se podía establecer por razones principalmente pragmáticas y ligado a su papel dominante actual, el esperanto se podría utilizar por razones del principio. De hecho, el esperanto es un idioma relativamente nuevo, ya que fue creado en el siglo XIX y es utilizado principalmente por una comunidad muy limitada. Además, el esperanto no puede basarse en realidades materiales reales como lo haría el inglés. Para Fettes, por lo tanto, debe afirmarse y defenderse de los "beneficios potenciales". El esperanto aparece en este sentido como el opuesto exacto del inglés, haciendo su estudio aún más interesante. Por un lado, Mark Fettes explica que el esperanto tiene muchos problemas relacionados precisamente con su estatus de lenguaje "diferente". En primer lugar, puede asustar a muchos ciudadanos europeos que no quieren que el mundo vea su idioma nacional sustituido por otro que sale de la nada. Además, la simplicidad del lenguaje, que es a primera vista una ventaja, y su independencia de un suelo y un pueblo nativo puede conducir a una "pérdida de expresividad" del lenguaje, como afirman Richards y Steiner. Pero Mark Fettes refuta este último argumento. De hecho, explica que el esperanto es un lenguaje que evoluciona y se adapta a los cambios de su tiempo. Es un verdadero "núcleo léxico y cultural" como lo son las otras lenguas. En contraste con el inglés, el esperanto tiene la ventaja de la neutralidad. No pertenece a ningún grupo étnico o país en particular. Resiste el argumento de la pérdida de creatividad que fue el tema del inglés siguiendo la tesis de Dasgupta. Finalmente, Mark Fettes dice que el esperanto es fundamentalmente europeo, ya sea en su construcción o en la forma en que es utilizado por su comunidad. Sin embargo, el esperanto tiene vocación universal y pretende convertirse en una segunda lengua mundial, no para limitarse a las fronteras europeas. Entonces, ¿cómo y por qué deberíamos considerarlo en un contexto que sólo se concentra en Europa?

 

Ainsi, ces deux candidats connaissent de nombreux obstacles pour devenir la langue commune européenne. A bien des égards, ils apparaissent aussi comme les exacts opposés car les défauts de l’un sont les avantages de l’autre, et inversement. Fort de ces analyses, Fettes tire une conclusion générale de son étude et s’interroge sur l’avenir linguistique de l’Europe. Il explique clairement que pour l’heure (en 1991), “le fossé est immense entre l’anglais et l’espéranto”. S’il est certain que l’intensification des échanges mondiaux favorisera l’avènement de langues à diffusion mondiale, les évolutions futures sont imprévisibles. L’anglais deviendra-t-il cette langue européenne commune? L’espéranto jouera-t-il ce rôle? Il est aussi possible qu’aucune de ces langues ne s’imposent finalement, notamment si d’autres acteurs comme l’espagnol jouent un rôle grandissant, ou bien si les nouvelles technologies, à commencer par les traducteurs, mettront fin à l’intérêt même d’une langue commune. Par ailleurs, connaissant les obstacles auxquels l’anglais et l’espéranto font face, l’auteur affirme que d’autres candidats hybrides peuvent se révéler, à commencer par le Basic English ou l’Interlingua, quand bien même ceux-ci sont encore loin du niveau de développement de l’espéranto.

 

Como usted lo entiende, Mark Fettes concluye su ensayo recentrándose en los desarrollos futuros, que ellos solos decidirán sobre el futuro lingüístico del viejo continente. Pero hoy, casi treinta años después, la situación no ha evolucionado realmente. El inglés sigue siendo dominante y el esperanto está luchando por asentarse. Así pues, ante el inglés y el esperanto, ¿puede un nuevo idioma no ser también un candidato potencial para la introducción de una lengua europea común? ¿No podemos imaginar un lenguaje moderno que no se vea afectado por los obstáculos identificados por Mark Fettes? A través de la lengua europeo, el think tank de Europa Lingua ofrece esta alternativa.

 

Para leer el ensayo completo, consulte:

Mark Fettes (Inglés), ¿qué idioma para Europa? : ¿seguirá Europa sufriendo la maldición de Babel? ["Babilonia de Europa: ¿hacia una única lengua europea?"], Rotterdam, UEA, Coll. "documentos sobre Esperanto" (núm. 26), 1991

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